Había oído que en una tierra llamada Málaga cada año en una determinada fecha podía verse un tesoro conocido como "Gamepolis", así que mis grumetillos y yo pusimos rumbo a aquel lugar, a ver de qué se trataba. Nuestro barco volador, El Dementerio, surcó tierras madrileñas, manchegas y andaluzas, surcó la montaña y la llanura, surcó un sol abrasador. Y cuando ya el viento nos susurraba lo poco que quedaba para arribar a esa extraña tierra malagueña, nuestro hombre en la cofa gritó "¡Dolmen a la vista!" y echamos el ancla en las cercanías. Dolmen de Menga, del Conjunto de Antequera Antequera era el nombre de aquella lejana tierra. Ocupamos y saqueamos los dólmenes de Viera y Menga. Me gustaría decir que dejamos nuestra huella en ellos, pero en realidad fueron ellos los que dejaron la huella en nosotros, con su Pasado, su belleza y su majestuosidad. No sabía qué tesoros nos aguardarían en esta aventura, pero habiendo sido este el primero sentí mi corazón ...
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